En España las energías renovables siguen siendo desconocidas para la mayor parte de la población. Pero presentan muchas aplicaciones que permiten ahorrar energía, como ocurre en el caso de calentar el agua de la piscina.

La energía solar es, gracias a la ubicación de España, una de las energías renovables más disponibles aquí. Por la palabra renovable se entiende aquellos flujos energéticos que tienen lugar de forma natural y repetitiva en el entorno, pudiendo ser aprovechada.

Además gracias a ella nos podremos liberar del petróleo o de otras alternativas menos seguras o contaminantes.

Tenemos que agradecer que el Sol es una fuente de energía gratuita y limpia. En España cada año inciden 1500 kWh/m2 de energía solar. Con ella se puede producir agua caliente (energía solar térmica) o electricidad (energía solar fotovoltaica).

Mediante el uso de colectores solares se puede aprovechar esa energía para calentar el agua de duchas o climatizar una piscina, suponiendo un ahorro importante en el gasto de electricidad o gas, contribuyendo además a la mejora del medioambiente. Con las placas solares se puede conseguir electricidad para inyectar en una red de baja tensión.

Aunque la inversión inicial pueda parecer elevada, se rentabiliza a medio plazo, pudiendo además pedir ayudas, ya que el gobierno facilita este tipo de instalaciones.

Energía solar térmica

Una instalación solar térmica está compuesta de un sistema de colectores que captan la energía solar y la transforman en térmica, mediante una serie de calderas, válvulas y bombas que transportan el agua caliente desde el sistema colector, hasta el de acumulación (que mantiene el agua caliente gracias a su capa de aislante) y a los puntos de consumo.

La desventaja de este sistema es que a veces es necesaria más energía que la que proporciona el sol, por lo que se puede instalar un sistema de energía de apoyo. Como por ejemplo los días nublados que baja la captación de energía hasta un 10%.

Los sistemas que usan la energía solar térmica se pueden dividir en dos grupos, los de temperatura alta o media, q calientan agua, aceite o aire para usos térmicos o de producción de electricidad, y los de baja temperatura que se usan para obtener agua caliente para usos sanitarios.

En las ciudades los captadores solares pueden instalarse en tejados, patios o fachadas, siempre con el mínimo impacto visual, orientados al sur, y con la inclinación que garantice la mayor captación de energía.

En el caso de las piscinas calentadas mediante este sistema, el agua calentada por los paneles solares se intercala en el circuito de depuración de la piscina, para que sea el mismo agua de la piscina la que circula a través de los paneles calentándose (impulsada mediante la bomba de depuración).

Otra de las opciones en la calefacción de viviendas, edificios mediante suelo radiante. Para ello se hacen circular tubos que contienen el agua calentada (35-45ºC) por el suelo del edificio, haciendo que la temperatura sea uniforme para toda la vivienda (20-28ºC). En los días soleados con este sistema puede calentarse el edificio entero, ahorrando así una cantidad de energía considerable.

Energía solar fotovoltaica

Es un dispositivo que a partir de radiación solar produce energía eléctrica de forma limpia y silenciosa, pudiéndose aprovechar. La conversión de la energía se produce en la célula fotovoltaica, un elemento semiconductor.

Este sistema se puede usar tanto en instalaciones independientes como en aquellas conectadas a la red convencional.

En las que está aislada la batería se almacena en una batería. En la otra es necesario un ondulador electrónico que convierta la corriente continua en alterna.