Se deben realizar una serie de tratamientos químicos del cual dependerá la ausencia de microorganismos y bacterias perjudiciales para la salud, y físicos (filtrado y limpieza) para mantener a punto la piscina.

Tratamiento físico:

La limpieza de la superficie se lleva a cabo con un recoge hojas, usado para retirar deshechos vegetales o insectos. También se deben retirar los residuos del cesto del skimmer y limpiar los filtros, ya que una acumulación excesiva puede causar problemas, como el atasco de la cesta de la bomba.

La limpieza del fondo es también importante. Existen varios dispositivos para ello como un robot, o mediante un aspirador especial. En cualquier caso, se disminuirán los residuos si por la noche se tapa la piscina con una cubierta. Aunque se recojan los residuos no basta para mantener en perfectas condiciones el agua, siendo imprescindible el tratamiento químico.

Tratamiento químico:

El tratamiento químico por excelencia, más usado, sencillo, eficaz y barato es el cloro. Es un producto desinfectante que se añade regularmente al líquido, ya sea en forma de granulo o de pastillas. La frecuencia de uso depende de factores como el entorno, el tamaño de la piscina o el número de personas que se bañan en ella. La cantidad apropiada para una piscina estándar (100 m³) es de cuatro kilos al mes.

Después de una tormenta, una ola de calor, o una gran afluencia de bañistas, es recomendable comprobar el índice de cloro y realizar una cloración de choque preventiva. Para ello se usa el cesto del skimmer y no se debe tirar nunca los productos clorados directamente en el agua. Tampoco se debe realizar si se va a mantener la piscina tapada. Otro producto es el floculante, usado para eliminar la materia orgánica, que se agrupa y se recogen en el filtro o van a parar al fondo de la piscina. Con él se logra clarificar el agua. Sin embargo, no siempre es necesario, pudiendo tener reacciones adversas por el cloro, el clima o el entorno.

En vez de cloro, se puede usar bromo para la desinfección y sílex-diatomea para la filtración. Ninguno de los dos genera residuos ni olores molestos. Además presenta otra ventaja: el bromo proporciona más confort, porque a diferencia de otros desinfectantes, no provoca molestias en los ojos ni en la piel.

Es muy importante tener un analizador de pH. El nivel de pH es primordial para que el agua esté transparente y clara. Existe una escala de pH que va de 0 a 14 unidades. El agua siempre debe estar entre un pH de 7 a 7,8 según la escala calorimétrica del estuche de análisis. Los desajustes de pH logran un mayor consumo de desinfectante. Si el pH es muy alto, el agua es alcalina, blanca y turbia. Si es bajo, es ácida, provocando irritaciones en ojos y mucosas de los bañistas, llegando a corroer algunos elementos metálicos de la piscina.

Una vez a la semana, se debe controlar, con el estuche de análisis, los índices de pH y de cloro. Es muy importante colocarse en el lado opuesto al retorno del filtrado y extraer el agua a 40 cm. por debajo del nivel del agua. En caso de que necesite ser corregido, se debe variar el índice de pH en varias etapas y no en una sola. Se echa un poco de incrementador o minorador de pH, se hace una lectura a las dos horas, y se vuelve a ajustar según los resultados.

A veces conviene agregar antiespumantes, ya que, aunque no se hayan utilizado jabones en la limpieza, tal vez haya una excesiva concentración de algicida o simplemente residuos de cremas solares.

Para las personas que no deseen perder mucho tiempo en el tratamiento de su piscina, ni comprar demasiados productos, existen packs multifunción, que tienen por objetivo ofrecer, en un solo producto, la acción de varios, como un desinfectante clorado, una acción floculante, y también la algicida.

Todos los tratamientos químicos deben realizarse al atardecer o por la noche, siguiendo las instrucciones de cada producto respecto a dosificación, forma de aplicación y protección, de lo contrario se pueden producir molestias: picores en ojos y piel, quemaduras…

Es muy importante usar los productos adecuados en el mantenimiento de la piscina previniendo su deterioro prematuro y problemas de salud por el efecto de bacterias y hongos. Utilizar los indicados en cada caso, es esencial incluso a nivel económico: ya que un artículo barato pero inapropiado a la larga resultará más costoso, porque después de aplicar éste, será necesario aplicar otros muchos para paliar los efectos negativos que se han producido.