Los beneficios de la sauna son los siguientes:

  • Al entrar en la sauna, el calor dilata los vasos capilares de la piel para mantener la presión sanguínea, que al principio tiende a disminuir. El ritmo cardiaco aumenta pudiendo multiplicarse por dos y hasta por tres. Esto hace que se incremente la circulación en la superficie de la piel, como cuando caminamos rápido.
  • Las siguientes reacciones son la transpiración y la hidroforesis (apertura de los poros de la piel). Gracias a ello se produce la eliminación de toxinas y una limpieza de la epidermis en profundidad. Se expulsan del cuerpo metales pesados (plomo, mercurio, zinc, níquel, cadmio…). También elimina alcohol, nicotina, sodio, ácido sulfúrico y combate el colesterol. Aunque también se pierden minerales buenos para la salud, éstos se pueden recuperar con una bebida isotónica y una dieta sana. Se pueden llegar a perder hasta 2 litros de agua junto a las toxinas que eliminamos.
  • La elevada temperatura y el grado de humedad estimulan el riego sanguíneo y la regeneración de las células, lo que significa que la sauna puede ayudar a aliviar varias enfermedades cutáneas y respiratorias.
  • El sistema cardiovascular también sale ganando con la concentración de calor, dado que el corazón, al adaptarse a la vaso dilatación, bombea más fuerte y por tanto se favorece la circulación.
  • Las altas temperaturas influyen en las terminaciones nerviosas, lo que conlleva a una ralentización de los impulsos sensitivos que van de la piel al cerebro. El individuo experimenta una relajación, en la que radica el efecto antiestrés de la sauna. Así mismo libera endorfinas y por lo tanto ayuda a combatir el insomnio y el stress.
  • Ayuda a dormir. Al relajar el cuerpo y eliminar muchos de los dolores, la sauna permite dormir mejor.
  • La unión del calor con un aceite de acción terapéutica (mentol o eucalipto), actúa de forma muy positiva en los bronquios y el sistema respiratorio en general. Está comprobado que los pacientes con enfermedades pulmonares obstructivas mejoran transitoriamente sus funciones pulmonares.
  • Mejora la artritis. Ejerce un efecto positivo sobre el sistema locomotor y el estado psico-emocional aliviando el dolor artrítico.
  • Prepara el cuerpo para otros tratamientos terapéuticos y estéticos. Tras una sauna, el estado de la piel y de los músculos es ideal para someterse a una sesión de masaje o a cualquier tratamiento que incluya la aplicación de algún tipo de productos (hidratación de la piel en profundidad, obesidad…).
  • Ayuda en general a: reducir la celulitis y adiposidades, torceduras, neuralgias, bursitis, espasmos musculares, rigidez articular y en general dolencias óseo-musculares.